Manuel Crespo, director de Coluga e ingeniero agrónomo de formación, desgrana alguna de las claves para lograr una buena implantación para un óptimo aprovechamiento forrajero de los cultivos de invierno.

Este año la campaña de siembra de praderas estará condicionada por las nuevas reglas de la Política Agraria Común, por lo que más que nunca se hace imprescindible contar con un adecuado asesoramiento, como e que presta a agricultores y ganaderos el equipo técnico de Coluga, a la hora de elegir las semillas a labrar, las dosis idóneas o el momento de siembra adecuado.

“Para cumplir con el ecorregimen de rotación de cultivos con especies mejorantes, una ganadería que siembra una superficie de 100 hectáreas de maíz tendría que labrar a hierba en invierno el 50% de sus tierras, es decir, 50 hectáreas, de las que 10 ha tendrían que llevar especies mejorantes y al menos 5 leguminosas como especie predominante”, explica Manuel Crespo.

“Este año la campaña de siembra de praderas estará condicionada por las nuevas reglas de la Política Agraria Común, por lo que más que nunca se hace imprescindible contar con un adecuado asesoramiento técnico”

Existe un amplio abanico dentro del listado de especies mejorantes aceptadas por Bruselas, pero el director de Coluga recomienda “labrar cultivos que se sepan manejar y con los que se esté habituado a trabajar”. “Si siembras algo para cumplir con la PAC que no conoces bien y con lo que no estás familiarizado no serás capaz de rentabilizarlo”, asegura.

Por eso, seguir apostando por fórmulas de raigrás con trébol y otras leguminosas como las que distribuye Coluga, que se adaptan a la perfección a las condiciones edafoclimáticas de la comunidad y con las que las explotaciones gallegas llevan muchos años trabajando, suponen una garantía a la hora de obtener buenos resultados.

No sembrar praderas monofitas

Manuel Crespo, director de Coluga
Manuel Crespo, director de Coluga

Entre las recomendaciones a la hora de sembrar praderas, Manuel Crespo hace hincapié en las ventajas de incorporar leguminosas. “Si queremos aprovechar un cultivo de invierno lo rentabilizamos mucho más con las mezclas de gramíneas y leguminosas que usando únicamente una sola variedad de gramínea y la ventaja de los raigrases es que nos permiten hacer combinaciones para aprovechar las mejores características de cada una de las especies”, explica.

“La ventaja de los raigrases es que nos permiten hacer mezclas para aprovechar las mejores características de cada una de las especies”

“El raigrás hibrido da calidad y producción, pero si le sumamos un raigrás inglés, aumentan los contenidos de proteína y los azúcares estructurales, lo que va a mejorar la calidad de los ensilados”, detalla. Las garantías de producción también son mayores, porque “si falla una de las especies siempre tienes las otras”, evidencia.

Variedades resistentes

Manuel recomienda incluir las leguminosas en las mezclas “no solo para cumplir con la PAC sino también para mejorar los suelos”. “El objetivo de la UE para 2030 es reducir en un 20% de uso de fertilizantes en un 50% la pérdida de nutrientes del suelo sin perder capacidad productiva. Para eso va a ser fundamental el uso especies mejorantes como son las leguminosas, que fijan nitrógeno atmosférico y descompactan el suelo”, recuerda.

Pero a la hora de decantarse por una variedad u otra o por una semilla u otra, aparte de la capacidad productiva que pueda tener la leguminosa hay que tener en cuenta también otros aspectos, como los que tienen que ver con la sanidad vegetal.

“En Galicia hay que sembrar raigrases resistentes a la rolla y tréboles a los que no les afecte el oídio”

“No debemos usar cualquier tipo de trébol, porque los tréboles son muy sensibles a los hongos, fundamentalmente al oídio, por eso en Galicia debemos emplear especies resistentes al oídio y en el caso de las gramíneas, es fundamental a resistencia a la rolla, una enfermedad que ataca mucho a los raigrases en Galicia”, explica el director de Coluga.

Tipos de suelos

Una de las claves para garantizar una buena implantación de las praderas es la elección de las variedades idóneas para cada tipo de suelo. “Hay que hacer una buena elección de las fincas y de los tipos de suelo donde hacer las praderas para optimizar al máximo el rendimiento”, defiende. “Por ejemplo, los cereales son muy sensibles a los encharcamientos, la producción puede reducirse a la mitad en terrenos muy mojados y que encharquen”, indica.

“Es fundamental conocer qué tipos de fincas tienes para decidir qué sembrar en cada caso; en suelos arcillosos que encharquen con facilidad lo mejor es no sembrar cereales”

Por eso, en suelos arcillosos que encharquen con facilidad es mejor no sembrar cereales. Además, una buena opción en terrenos húmedos es no hacer la siembra de las mezclas de cereales de invierno y leguminosas en otoño, sino en enero, explica.

Momento de la siembra

Otra de las recomendaciones tiene que ver con la elección del momento óptimo de la siembra. “Las leguminosas necesitan horas de luz (fotoperiodo) para implantarse bien. Cuanto antes sembremos una pradera de leguminosas mejor se implantarán, al contrario que los cereales de invierno, que necesitan horas de oscuridad”, cuenta Manuel Crespo.

Por eso aconseja sembrar antes las praderas de raigrás con trébol y dejar para las siembras más tardías las mezclas de cereales de invierno con leguminosas.

Conoce el catálogo completo de semillas pratenses de Coluga pinchando en el siguiente enlace.

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