Tras la cosecha del maíz, es conveniente sembrar de nuevo las tierras. En Galicia, lo más habitual es hacerlo con distintas mezclas de semillas pratenses. En Coluga disponemos de un amplio catálogo adaptado a las necesidades de las ganaderías, con combinaciones de raigrás, tréboles y cereales que aportan máxima producción y alta calidad de forraje.
El cultivo de invierno permite asegurar el rendimiento anual de materia seca por hectárea aportando entre 4 y 6 toneladas, que se sumarían a las 14-16 toneladas del cultivo de verano.
El ensilado de un corte o dos de hierba en primavera es si cabe más importante aún en un año como este, en el que en amplias zonas del interior de Galicia la falta de lluvias y las altas temperaturas durante el verano han hecho mella en el maíz, afectado por la sequía tanto en producción como en calidad.
«El cultivo de invierno aporta un tercio del total de materia seca por hectárea logrado en el conjunto del año»
La siembra de mezclas de raigrás y leguminosas tiene mucha importancia sobre todo en el aporte de proteína, ya que supone hasta un 50% de la proteína total de la ración, lo que permite un importante ahorro económico a las ganaderías en un momento como el actual de precios elevados de los concentrados.
Otra de las ventajas de no dejar las tierras vacías en invierno es la reducción de la escorrentía, así como la fijación de nitrógeno ambiental por parte de los tréboles, lo que reduce las necesidades de fertilización del cultivo de verano.
La rotación de cultivos es precisamente uno de los aspectos ambientales en los que la nueva PAC hace hincapié, tanto a través de los ecoesquemas como de la condicionalidad reforzada, por lo que a partir de 2023 la siembra de praderas tras la cosecha de maíz será una de las prácticas exigidas a las explotaciones agrícolas y ganaderas.
Conoce el catálogo completo de semillas pratenses de Coluga pinchando en el siguiente enlace.